En la actualidad, la competitividad entre empresas se ha incrementado, principalmente,
debido a factores y fenómenos sociales, culturales, políticos y económicos,
entre otros. Esta condición afecta directamente dos ámbitos estructurales de la
organización. Por una parte, el de las personas con sus necesidades, características,
capacidades y relaciones en general y, por otra, el de los productos y servicios,
los que deben responder a estándares cada vez más exigentes de disponibilidad,
tiempos de entrega y calidad en sus distintas dimensiones
La gestión de personas dentro de la organización es una labor cada vez más estratégica y necesaria para asegurar ventajas competitivas sostenibles en el tiempo. En este sentido, la competitividad entre las empresas se vincula con dos grandes dimensiones: por una parte, las posibilidades de innovar permanentemente, y por otra, la de asegurar el nivel de servicio que esperan los consumidores.